Al tener en cuenta el crecimiento
empresarial de cualquier organización, es necesario entender la capacidad que
se tiene para generar recursos que permitan no solo mantener el nivel de
actividad actual sino generar algo más de lo que se hace. Por lo general, uno de los obstáculos que se deben
enfrentar es adaptar los procesos de trabajo a los requerimientos de la empresa
para que sea más grande, compleja y se obtengan nuevos y mejores resultados.
Cuando la compañía continúa creciendo los métodos
instintivos de gestión deben ceder paso a un manejo “profesionalizado” de la
empresa: un criterio inspirado en la planificación y el control del
crecimiento, a través de la aplicación de métodos estratégicos de gestión,
teniendo en cuenta al mundo globalizado en el que las organizaciones deben
actualizarse, estando a la vanguardia del conocimiento, la tecnología, el
desarrollo personal de cada uno de los trabajadores y a la evolución de la
empresa.
En los sitios donde exista una buena combinación de
trabajo y estilo de vida, el mundo es efectivamente global. Habrá intercambio
en los centros donde sea apetecible vivir y trabajar. Pujol (2009) explica que
a la velocidad que avanza el conocimiento, y sobre todo, a la velocidad con la
que nos estamos ganando el acceso, para que la globalización sea efectivamente
un bien a disfrutar hay que sumar la capacidad de generar entornos favorables
para que, además del mundo académico, se pueda desarrollar un tejido
empresarial que dé sentido a las ideas de innovación y de generación de
negocio.
Con lo anterior se quiere exponer la importancia que
sigue teniendo el ser humano frente al desarrollo tecnológico y global en el
que las empresas estan sometidas constantemente. Es decir, el desarrollo humano
está totalmete ligado a la participación que las personas tengan dentro de una
organización pues sigue haciendo parte de las acciones necesarias para la satisfacción
de sus necesidades; pues de nada le servirá a una empresa adoptar nuevas
herramientas y nueva tecnología sino existe alguien capaz que pueda
aprovecharlas y sacrle provecho.
Gracias al crecimiento tecnológico que las
organizaciones han optado, no solo se han dado grandes beneficios en reducción
de tiempos, calidad en los resultados y disminución de costos, sino que también
ha hecho que las personas sean un factor primordial en la evolución de las
organizaciones. Esto no significa que las organizaciones no gasten dinero, solo
que en la actualidad se le está dando una mejor inversión; es decir, las
empresas están mejorando la tecnología en la compra de nueva maquinaria, y para
esto está usando y mejorando el capital intelectual y humano de sus
trabajadores para que ellos las manejen adecuadamente y las ganancias de la
inversión sean vistas en los resultados de los objetivos y metas trazadas para
la empresa y sus trabajadores.
Sin embargo, no hay que dejar a un lado las consecuencias que ha traído consigo dicho
desarrollo tecnológico, pues las empresas han dejado de ver la importancia del
capital humano como aporte no solo al crecimiento de la empresa y al desarrollo
del ser sino solo como un beneficio económico para sí mismo. Wahed (2002) expone que el
capital humano se enfrenta a un pensamiento único que limita su imaginación y
su desarrollo
en una era marcada por la economía del conocimiento. Esta paradoja viene dada
por la
economía de mercado y su marcha elevada a potencia exponencial hacía la
Economía-Mundo y el Estado-Mundo.
Es preciso decir que el proceso de crecimiento de los
trabajadores para el alcance de dichas metas, se ha ido logrando a medida que
los empleadores han identificado y promovido estratégicamente procesos en los
cuales las necesidades de las dos partes sean satisfactoriamente cumplidas. Para
el logro de este propósito es fundamental el tema de la capacitación para
potencializar el crecimiento técnico-profesional del equipo, lo que incrementa
conocimientos, capacidades y habilidades y a su vez integra los objetivos
organizacionales con los objetivos personales del trabajador, proporcionando
una mejor calidad de vida salvando a la organización de la rotación de
personal, los conflictos laborales y el decaimiento de la productividad.
Flores (2004) en su artículo el Capital humano en las
organizaciones cita a Gallup quién expone que “el factor primordial del éxito
de una organización es fomentar un
ambiente de trabajo en el cual sus empleados se dedican a lo que mejor hacen y
están comprometidos emocionalmente con la empresa”. Este sentido de pertenencia y compromiso únicamente se podría
lograr cuando se le hace conocer el valor y la importancia al personal de la
empresa, es decir, cuando se le reconoce su trabajo, esfuerzo, dedicación,
compromiso, lealtad y efectividad en los procesos que se le han otorgado para
el cumplimiento satisfactorio de las necesidades.
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